La ascendente carrera que llevan la niñez y
la juventud hacia un futuro escalofriante parece no tener control ni
remedio.
Las autoridades buscan, como dice el adagio,
la calentura en las sábanas, seguramente por respeto o ignorando simplemente el
origen del gravísimo fenómeno.
Desde las pequeñas sociedades, la
familia, muchos niños y jóvenes,
comienzan el camino del delito, amparados por las normas que les han dado nuestros legisladores, seguramente de buena
intención, sin conocimiento de lo que significa la formación de un ser humano,
desde sus primero años de vida.
Hoy cuando lamentablemente los padres de
familia son amedrentados por muchos niños y jóvenes para
que no se interpongan en el libre albedrío,
se acabó la autoridad en el hogar y esa nueva sociedad está en el peor, triste
y lamentable camino de
destrucción y de representar el peor de los riesgos de un país que
volverá seguramente a las viejas y arcaicas prácticas de la ley del más fuerte
y mucho peor. Eso es lo que se puede visualizar cuando vemos algunos niños y
jóvenes que les pegan a sus padres y hasta atentan contra sus vidas. Pero qué decir de los vergonzosos actos que esos, algunos alumnos cometen en las
escuelas y colegios, contra sus mismos compañeros y ahora últimamente contra
los educadores, a quienes intentan eliminar.
Ahora como un padre de familia o un educador
no puede corregir a los menores, porque
según las normas se les está violando sus derechos, el estado tendrá que
responder más tarde por su responsabilidad. Cuándo se veía (hace unos 40 o más
años) que en una forma tan generalizada los hijos se levanten contra sus padres
y los alumnos corran de los establecimientos educativos, si se les puede decir
así, a sus formadores, como son los
educadores. Y… la ¿responsabilidad de quién es? Pues de esas normas que aunque
respetables, han abierto la puerta sin ningún control para que la sociedad del futuro se convierta
en un desorden, o mejor en un caos difícil
de manejar y cada día peor.
En manos de los legisladores y el gobierno,
está la búsqueda de una solución, no
construyendo más Centros para
resocialización del menor y cárceles para castigar a los ciudadanos, sino
previniendo lo peor que se le avecina a Colombia, tomando como base lo que ya
estamos viviendo lamentablemente y que
permanecerá como infortunio social por algunos años, y se incrementará o se
solucionará, de acuerdo a como actúen ya
nuestros gobernantes.
Es que construir la sociedad que queremos, no se hace con normas que derrumben
las leyes naturales, desautorizando a
quienes desde tiempos remotos han tenido la misión de orientar a cada uno de
los futuros ciudadanos.
Hoy con los factores de desigualdad social y
económica, miseria, hambre, delincuencia, prostitución y muchos factores más,
si le sumamos la tolerancia de anarquía de la niñez y la juventud, no sabemos hasta dónde vamos a llegar. O será que estamos esperando que veamos algo
peor.
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