Por: Germán
Valenzuela Sánchez
Este término es
criollo, significa en sus muchas acepciones vara o palo que sirve para apoyarse
al andar, propia en las personas de
edad. Es sinónimo de garrote probablemente de origen francés. Traigo esto a
cuento porque en días pasados debido a una cirugía tuve que valerme de un
bastón para no recargar la pierna tratada al andar y poder cumplir con algunas
inquietudes que no se las hace nadie por más personas buenas que uno tenga en
su rededor. Esa mañana por cierto al bajarme del bus en la Carrera octava con
Calle novena en Piedecuesta, bajando en una esquina un señor que vende mangos viches al verme pasar a sotta
voz y percatándose de que nadie lo escuchara me preguntó: “¿Cómo ahora está
cojo?”, me volteé, lo miré de reojo y no le dije nada, seguí caminando y a los
pocos pasos me encontré con un amigo educador y admirado de volverme a ver me dijo: “Y eso que le pasó?- paré, le
comenté lo sucedido y de inmediato me invitó a tomar tinto, hablamos de cosas
cotidianas y dizque iba a publicar un libro de cuentos y quería saber algunos
pasos para llegar a feliz término en su objetivo personal, hablamos pocos
minutos y le explique las diferentes diligencias que tenía por hacer, nos
despedimos en el café donde nos
encontrábamos. A a los pocos segundos me encontré con otro conocido y
abrazándome me dijo que lamentaba el accidente que yo había tenido y de
inmediato le respondí que Gracias a Dios no había sufrido ningún accidente y
estaba así era por una intervención quirúrgica, de inmediato bajó los ánimos y
respondió: “Sea lo que sea lo veo bien y espero que se mejore rápidamente” y colocándome
una mano en el hombro se despidió afablemente. Con la pata renga y bien
despacio llegué al Banco Agrario del municipio y de inmediato la empleada al
verme así se acercó y me dijo: “Por su estado no puede estar mucho tiempo de
pie, yo amablemente le respondí que no, y ella con toda la paciencia del caso
me indicó una silla para sentarme y hasta allí llegó y con mucha atención y esmerado cuidado me
ayudó a hacer todas las cosas o
diligencias que tenía pendiente en esa entidad crediticia. Luego entré a
Telecom, a la Alcaldía y en la mayoría de despachos que estuve me recibieron
con mucha deferencia y cariño, y por ello les estoy inmensamente agradecido.
En conclusión,
por ésta experiencia personal me di cuenta que a las personas que llevan un
bastón se les hace lado, se les ayuda a atravesar una calle, una avenida, se
les da la mano no por lástima sino mero
sentido humanitario, que en muchos casos se está acabando. Para otras personas
el bastón representa mando, dominio, poder, autoridad, sobre todo en la cúpula
militar.
En los siglos
XVll y XVIII en Piedecuesta hubo personas que andaban con su bastón,
alpargatas, ruana, sombrero jipijapa,
hoy aguadeño, franela, camisa, saco, llavero, correa ancha, hebilla grande y
paseaban las escasas calles del pueblo
orondos y perfumados de agualucema tal como nos los pinta el poeta
piedecuestano costumbrista, don Vicente Arenas Mantilla en aquel hermoso poema
intitulado el Romance del Cacique del Pueblo que en unas de sus estrofas nos
dice:
“Echa discursos
por cualquier bobada,
interviene en
reyertas y concilios,
pero a todos le
arranca su tajada
esgrimiendo su
agreste molinillo.
De brazo, con
su amigo don Antonio
va a la plaza
luciendo su montera,
y su correa de
suela, con navaja
colgante, y con
su llave cervecera”
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